La revitalización del casco,como tantas veces hemos dicho, también supone ofrecer los servicios y comodidades de los que pueden disfrutarse en otras zonas de la ciudad. No puede consolidarse la idea, como hasta ahora viene siendo, de que vivir en la ciudad histórica no tiene más que el atractivo de rodearse de su frágil belleza y los inconvenientes de los que tan a menudo hablamos por aquí. De que pesa sobre ella la condena a la marginalidad en los hechos, a su protagonismo en los discursos.
Desconocemos las conversaciones y acuerdos que el concello haya tenido con la empresa R, que se encuentra instalando su red de fibra óptica por la zona nueva de la ciudad, pero mucho nos tememos que, una vez más, la atención a los " pequeños detalles" y "la calidad de vida" a la que hacía referencia nuestro alcalde en tiempos de promesas, el especial "cuidado por el casco antiguo " y demás, han pasado a segundo plano. La infraestructura para soterrar los cables del tendido eléctrico en la calle Cuenca se llevó a a cabo en los tiempos de Rocha I y está ahí a la espera de ser utilizada, deteriorándose como los bolardos que todos pagamos, con sus respectivos semáforos, o más bien lo que de ellos queda.
Pero no parece ningún absurdo que debería haberse negociado con la empresa, haberse preocupado por la importancia que infraestructuras como estas tienen en una ciudad moderna, que incluye, claro está, al casco histórico y no insistir en esa política de palabras huecas y actos que revelan, un vez más, poca atención a lo que realmente importa a los ciudadanos. A menos que se tenga la idea de que este sufrido casco esté destinado a convertirse en museo rancio, al estilo de esos pobres hórreos y cruceiros muertos de nostalgia, rodeados de futbolístico césped recién cortado y algún que otro enanito policromado de jardín...o algo peor: la marginalidad fortalecida por el abandono e intereses dirigidos a usos muy alejados de los habitacionales.
Desconocemos las conversaciones y acuerdos que el concello haya tenido con la empresa R, que se encuentra instalando su red de fibra óptica por la zona nueva de la ciudad, pero mucho nos tememos que, una vez más, la atención a los " pequeños detalles" y "la calidad de vida" a la que hacía referencia nuestro alcalde en tiempos de promesas, el especial "cuidado por el casco antiguo " y demás, han pasado a segundo plano. La infraestructura para soterrar los cables del tendido eléctrico en la calle Cuenca se llevó a a cabo en los tiempos de Rocha I y está ahí a la espera de ser utilizada, deteriorándose como los bolardos que todos pagamos, con sus respectivos semáforos, o más bien lo que de ellos queda.
Pero no parece ningún absurdo que debería haberse negociado con la empresa, haberse preocupado por la importancia que infraestructuras como estas tienen en una ciudad moderna, que incluye, claro está, al casco histórico y no insistir en esa política de palabras huecas y actos que revelan, un vez más, poca atención a lo que realmente importa a los ciudadanos. A menos que se tenga la idea de que este sufrido casco esté destinado a convertirse en museo rancio, al estilo de esos pobres hórreos y cruceiros muertos de nostalgia, rodeados de futbolístico césped recién cortado y algún que otro enanito policromado de jardín...o algo peor: la marginalidad fortalecida por el abandono e intereses dirigidos a usos muy alejados de los habitacionales.
Esto último queda para otro día, pues debemos restablecernos de la sorpresa de la inminente apertura de un nuevo local, - Facebook dixit- y sus licencias. Y el papel del concello muy poco ejemplificante, con maneras de la monarquía pasada. ¿Pasada?
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